y políticas.
-¿Cómo se está valorando lo ocurrido en la discoteca Kiss?
-Estamos consternados con este hecho tan desgraciado que le ha costado la vida a centenares de jóvenes. En el Movimiento hemos tratado el tema en nuestra reunión de ayer.
Sabemos que en Brasil la legislación referida a los requisitos de seguridad que se le exigen a este tipo de establecimientos en líneas generales está bastante bien. Lo que falla es la fiscalización del poder público, entonces es lo mismo que tener una pésima legislación o, en algunos casos, incluso a no tener en absoluto.
-Es un poco como en el ámbito laboral…
-Exactamente. Ahora que se habla tanto de que las inversiones extranjeras exigen “seguridad jurídica”, es obvio que no se pone el mismo celo en la seguridad de la vida de los ciudadanos.
En el caso de la discoteca, por ejemplo, los propietarios debieron renovar la autorización de los bomberos el pasado agosto, pero no lo hicieron. Y yo pregunto: ¿los bomberos no llevan un control de las inspecciones que hacen y de las actualizaciones que deben realizar? Si el particular no cumple la ley, ¿nadie se lo reclama? ¿No suena una alarma en ningún lado, más aún en este caso, teniendo en cuenta que se trata de un local con enorme afluencia de público?
Además, la legislación exige dos puertas de salida como mínimo, y acá había una sola.
-Es extraño que el local estuviese autorizado entonces…
-Acá hay algo que está mal. Hay responsabilidad de la Alcaldía y de bomberos. Y si esto no se debate, no se analiza, no se corregirán las fallas enormes que llevaron a que una catástrofe como ésta pudiese ocurrir.
Por eso hemos decidido ayer que desde el Movimiento de Justicia y Derechos Humanos vamos a hacer un llamado a todas las entidades civiles que tienen relación con este tema, como el Colegio de Abogados, el Consejo de Ingeniería, el Consejo de Arquitectura y Urbanismo, entre otros, para debatir cómo debemos encarar esta realidad como sociedad
-¿Ya tienen algunas ideas de posibles soluciones?
-Por ahora sólo ideas, sugerencias, como adoptar en cada espectáculo o fiesta un protocolo de comunicación de las instalaciones de seguridad, tal como se hace en los vuelos comerciales. Y quizás que se haga antes de la presentación de cada grupo musical ya que el público no llega todo a la misma hora.
Pero sobre todo ajustar los controles. La inspección de bomberos es anual, pero quizás debamos exigir que sea trimestral para que la disposición de los locales no se altere al otro día de recibir la autorización.
No debería ser posible usar aislantes acústicos inflamables, ¡y mucho menos tan tóxicos al quemarse!
-No será fácil obtener justicia exhaustiva en este caso…
-Para nada. Y eso ya se empieza a ver en que los bomberos se niegan a presentar públicamente la documentación referida a sus inspecciones en este local, con el argumento de que sólo lo harán ante la Policía. Un documento de ese tipo no es un elemento secreto en ninguna investigación, entonces uno se pregunta qué es lo que intentan ocultar…
Ocurre lo mismo con la Alcaldía, allí debería estar toda la documentación, pero no aparece públicamente. Cuando las autoridades temen o se niegan a ser transparentes es porque hay gato encerrado. Evidentemente tienen problemas. Cuando en Argentina ocurrió algo muy similar lo primero que pasó fue que cayó el alcalde, cosa que no acá no está sucediendo.
Además, Santa María es una median ciudad del interior, y en estos ámbitos las cosas suelen tramitarse de otra manera, todo el mundo se conoce, hay influencias que se mueven con fuerza, y esto complica bastante las cosas.
Aunque es posible que como el mundo ha puesto el ojo en este hecho conmovedor quizás la justicia tenga mayor fuerza a la hora de la acción.
Fonte – Rel-UITA