El día 4 del corriente mes, el Estado uruguayo asumió su actuación ilegítima correspondiente al período que va, desde el 13 de junio de 1968 al 18 de febrero de 1985.
Organizado por El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Representantes y la Comisión Especial de la Ley 18596.-Entregando un certificado que acredita haber sido víctima del terrorismo de estado.
Mediante este comunicado deseamos expresar nuestro malestar profundo por la organización de dicho acto y las palabras vertidas por el diputado Esteban Pérez.
Creemos que a tantos años de los hechos luctuosos que ensombrecieron la historia de nuestro país; la celebración y reconocimiento a los viejos luchadores contra la dictadura merecía otro tipo de atención mínima de respeto.
Era de orden que concurrirían a dicho acto numerosas víctimas ya ancianas muchas de ellas, y algunas enfermas como consecuencia del maltrato recibido en las torturas.
Esta situación merecía ya de por sí, alguna atención de cortesía facilitando asientos suficientes.
Acostumbrados a superar los malos momentos nos arreglamos como pudimos quedando muchísimos parados, la mayoría fuera del recinto donde se desarrollaba el acto.
Sin poder salir del asombro de la pésima organización, nos vimos sorprendidos en nuestra buena fe de las palabras agraviantes del diputado Esteban Pérez, cuando en un tramo de su discurso nos dice: “en este día hay que apartar del corazón todo sentimiento de odio porque el odio y el rencor son paralizantes y se necesita seguir construyendo el camino trazado para mejorar, porque muchas de las causas por las que hemos sido víctimas aún perduran”…
Al término del acto varios de nosotros lo increpamos por sus palabras, pero ya era tarde… sus excusas no fueron convincentes.
El acto pasó y el sentimiento de impotencia y dolor fue suficiente para seguir exigiendo una profunda revisión del pasado reciente a escala nacional. Donde se comprenda de una buena vez que no existieron dos bandos en pugna. Fue el estado totalitario que sojuzgó a un pueblo que luchó por ideales en pos de una sociedad más justa y humana.